lunes, junio 19, 2006

Al otro día...

Sonaba el timbre. Al despertar, escuchaba el zumbido desagradable del timbre que nunca había cambiado a pesar de los constantes juramentos. Se puso de pie como pudo y se dirigió a la entrada del departamento a contestar el cifófono.

- Sube...- Respondío al escuchar la voz de quien interrumpía su sueño que ya no podría retomar aunque se escondiera debajo de las sábanas. Minutos después, Felipe entraba al departamento como si fuese suyo, colgaba su chaqueta, y mirándo al aún somnoliento enunciaba:

- No fuiste al liceo, te llamaron de inspectoría, UTP y de la rectoría también... tuve que inventarte un excusa y ahora vengo, preocupado, a verte y resulta que ¡estabas duermiendo!-

El tono de su voz había ido aumentando paulatinamente, hasta convertirse en un grito cargado de rabia al llegar al final.

- ¿Me puedes explicar que cresta te pasó que no llegaste? ¿ que hiciste anoche?
- Hoy es lunes...- Podría haber sido una pregunta o una aseveración, el tono de su voz, muy bajo y meloso, no le permitió a Felipe distinguir con claridad. Del mismo modo, la cara que había puesto al escuchar lo que su amigo había dicho luego de entrar y al pronunciar esa palabras era indescriptible.

- Sí, es lunes y tenías que haber ido a trabajar. La Andrea se preocupó caleta.
- ¿Andrea?
- La de ciencias naturales, tiene la jefatura del 7º B
- ...
- Le ayudaste a principio de año con el curso...- mientras decía esto, se le acercó un poco, sólo entonces se le hizo evidente el olor.

- ¿Estuviste tomando?
- No podía dormir
- ¡Pero si no tomas ni agua, que mierda te pasó ayer!
- ¿Qué hora es?
- Las cuatro veinte... me vine apenas terminaron las clases

Felipe miraba a su amigo con una extraña combinación de sentimientos: rabía, impotencia, lástima, pero sobre todo, muchísima curiosidad. La conversación, que se había iniciado en la entrada, había recorrido casi el departamento entero, pasando por la cocina, y terminó en el baño, con Felipe practicamente empujando a su amigo para que entrara y se diera una ducha. Durante la conversación no había podido observar con detenimiento el lugar, pero ahora tenía tiempo y lo que vieron sus ojos despertó la preocupación que se había dormido durante la discución.
El departamento estaba más desordenado que de costumbre, en el living había papeles en blanco arrugados, pruebas de algunos alumnos y textos propios, desparramados por el suelo, arrugados y pisados. Sobre la mesa varias tazas de café con las cucharas pegadas, azucar sobre el mantel, manchas de café y varias servilletas arrugadas. Junto al computador, había más papeles sueltos, y un vazo de vidrio vacío.

La cocina no se veía mejor. El refrigerador estaba abierto y había un poco de agua frente a él, la hielera estaba sobre el lavaplatos, las ollas y los sartenes estaban en equilibrio junto a la hilera; sobre el mueble, una botella de pisco vacía y en el suelo una botella de Coca-Cola.

Luego de ver todo eso, pensó en entrar en la pieza de quien aún estaba en el baño, pero decidió esperar la lucidez de su amigo para preguntarle. En los minutos que pasaron entre que salío de la conina y que escuchó la puerta del baño, se dedicó a ordenar lo que más pudo, tratando de reorganizar los papeles, y de juntar la basura.

- No tienes que hacerlo, yo iba a ordenar cuando me despertara.
- ¿Cuando te despertaras a las 6 de la tarde?

Nada había que responder. El departamento entero era un desastre, y allí, donde los ojos de Felipe no habían llegado, en la pieza, en el suelo, junto a la cama, se veían brillar trozos de vidrio, no muy lejos, casi pegado a la muralla, un marco de madera y junto a él, una foto boca abajo.

domingo, junio 04, 2006

Dejar de correr

"Me parece ofensivo que uses gente inocente o peces inocentes para sacarme de lo que sea que estoy sientiendo".

"Bueno.. lo siento, me pareció una forma de distracción válida, no tienes porqué ponerte así".

Había sido una mala jugada, definitivamente, y ya no había mucho que hacer. Luego de eso, pasaron largos y silenciosos minutos juntas antes de entrar a la sala del cine, que las esperaba con una panorama que debía distraerlas.



¿Y qúe puedo ver?

Pensaba mientras paseaba sus ojos por la publicidad de las películas que el cine le ofrecía ver a cambio de una módica suma de dinero, que estaba dispuesto a pagar por un par de horas de no hacer nada. Después de todo, pasar un día entero aburrido sin nada que hacer encerrado en su departamento no era lo mejor, además podía encerrarse en otra parte: "cambio de ambiente" le dicen algunas personas.

Estando ahí parado, se dio cuenta de que el muy interesante panorama que se había elegido hacía unos minutos no era nada más que una mala excusa para salir de sí mismo. Ese pensamiento le dio rabia y en un extraño arranque de disgusto e infantilismo, se da media vuelta y dirige sus pasos hacia el patio de comidas del mall, con unas irresistibles ganas de comerse un apizza.

"Algún tipo de vacío llenará"

El resto del día no tuvo mayor relevancia, salvo algunas lágrimas derramdas producto de imágenes tristes en una pantalla, y otras producidas por una imagen grabada en la memoria.

No deja de ser interesante como algunas personas tienen una increible capacidad de recuperación, casi como si las cosas que les suceden no fueran más que un poco de polvo sobre una superficie brillante y fácil de limpiar. Ámbos notaron como la gente a su alrededor seguía su camino. Siempre se habían considerado conscientes de que a todo el mundo le ocurren cosas que no son fáciles de asimilar, pero nunca habían notado que a pesar de todo, la gente sigue viviendo... algunos callan otros hablan, dependiendo de la confianza que tienen en si mismos o en los demás. Tarde o temprano las cosas pasan, y todo lo bien o mal que se pudiron sentir queda en el pasado, perdido junto con los recuerdos felices o tristes que habitan en sus mentes.

¿Qué tal si aquello de lo que escapas te sigue por siempre? ¿Y que tal si nunca te ha seguido?