martes, mayo 23, 2006

Panorama

Casi sin darse cuenta comienza a recordar, mientras se pasea lentamente entre la puerta de su pieza y el baño, pesando en todo lo que debía hacer. Los recuerdos poco a poco fueron ganándole a sus pensamientos, hasta que no pudo más y se sentó en la cama, apoyó los codos en sus piernas y la cabeza en sus manos. Con la mirada fija en el suelo, intentaba contener las lágrimas que no había podido contener tan sólo unos segundos atrás, al ver la foto.
Intentado calmarse, respira profundo, se estira y se pone de pie una vez más, se dirige a la repisa, toma la foto, la ve una vez más, y la vuelve a dejar en la repisa, pero mirando hacia abajo.

El resto de la mañana fue lenta y sin sobresaltos, pudo hacer todo lo que tenía pleneado, no como lo hubiese querido, pero los resultados de su trabajo siempre le satisfacían. Una vez que terminó de almorzar y de lavar los platos que había ensuciado, se dió cuenta de que ya no tenía nada más que hacer.

- ¿A esto he reducido mi vida? ¿es que acaso antes tampoco hacía nada?

"Antes", ¿antes de qué?. Antes de ella, o mejor dicho, antes de terminar con ella o tal vez...

Con más de la mitad del día por delante todavía y teniendo presente un domingo que se proyectaba peor que el sábado que estaba viviendo, decidió salir de su departamento. La soledad y la desocupación le daban demasaido tiempo para pensar, pero pensar en cosas en las que no quería ni debía. Conocer lugares nuevos, visitar amigos, salir a vitrinear, ir al cine, cualquier cosa para sacarse de la mente, aunque fuera por unos minutos los recuerdos que le atormentaban.

"Pensandolo bien, el cine no suena como una mala opción... total, es algo dentro de la nada".

Fue su último pensamiento antes de salir y subirse al auto.




- No te preocupes, hay muchos peces en el mar
- Niempre he pesando que los peces se sentirína ofendidos si supieran la existencia de esa estúpida frase
-Jaja, pero es verdad
- ...
- Te invito al cine, vamos a ver esa pelicula que estrenaron hace poco, te va a relajar... o al menos te va a distraer... por unos 100 minutos

Dischoso panorama, como si una simple pelicula tuviera el poder de borrar malestares y de hacer a alguien sentirse mejor, de todas formas, era lo mejor que podía hacer en ese momento. Seguir pensando en la noche anterior, en el alcohol que había bebido, en todas las lágrimas que había dejado caer sobre el sillón y en las palabras de Pamela no le haría bien, necesitaba descansar y distraerse y, para su fortuna o infortunio, su amiga le proveía de una vía de escape bastante sencilla y rápida, aunque no fuera la mejor opción.

Tomaron desayuno juntas, de esos desayunos a las dos de la tarde tan agradables cuando el día está grisaceo y frío, sobre todo si se tiene a alguine quien te acompañe para mirar hacia afuera y darte cuenta de que lo único que realmente quieres es quedarte en la casa, a mirar hacia adentro y a todo lo que aquella compañía especial tiene que ofrecerte. "Al menos estoy con la Pame", se dijo Daniela mientras bebía un tercer tazón de café con leche.

La tarde ya a amenazaba con convertirse en una noche prematura cuando se pusieron en marcha. Pamela, quién había sido la precursora de la idea del cine, estaba sentada tras el volante del auto, manejando tranquilamente mientras intentaba mantener una conversación ligera con Daniela, quien estaba más interesada en la música de la radio y en todo lo que ocurría afuera del auto, incluyendo los segundos que le tomaba a las luces rojas cambiar a verde.

Casi 20 minutos de una extraña agonía duró el viaje. El mall, lugar al que habína decidio ir para poder vitrinear mientras esperaban ver la pelicula, estaba lleno, como de costumbre, de gente que no sábe que hacer más que caminar y estorbar, eso sin contarlas a ellas mismas, que primero estarbaban, al quedarse mirando vitrinas, y luego caminaban.

Ya con las entradas en la mano, tenían aproximadamente 30 minutos de espera para poder entrar a la sala del cine, por lo que continuaron vitrineando y conversando sobre lo bien o lo mal que vestían algunas mujeres que se detenína a mirar lo mismo que ellas.

Depronto, casi de la nada, Pamela le toca el brazo a su amiga, como para llamar su atención:

- Mira, dime si él no te parece interesante

domingo, mayo 14, 2006

Una mañana cualquiera

Afuera, el día estaba luminoso pero frío, el sol se imponía por entre las pocas nubes que se veían, pero su luz no era suficiente como para calentar el pasto humedecido y brillante por el rocío de la noche recién pasada. Aún en el sillón, Daniela se estiraba lentamente, dándole tiempo a su cuerpo para reaccionar.
Pamela se pasea de un lado a otro, moviendo cosas, aseando por entre algunos que aún duermen.

-Dani, pasa a la cocina y tómate un café si quieres, al agua está hervida.
-Gracias...

Se sintío mareada al levantrase, e inmediatamente recordó que había bebido sólo un poco más de lo que acostumbrarba en ese tipo de ocaciones ¿ese tipo de ocasiones?. La cocina estaba reluciente, como si nada hubiese pasado durante la noche, Pamela era un poco exagerada con el aseo. Un tazón, café, azucar... agua y... leche.

Tazón en mano, sale de la cocina y se dirige nuevamente al living. Ya están todos despiertos y comienzan a reaccionar, algunos ayudan a Pamela, otros se estiran sin pudor, todos miran hacia afuera de vez en cuando. De pronto, aparece el Tomo en el living, con la polera al revés y sin calcetines. Todas las miradas se posan en él y algunos gritos de alegría y de felicitaciones no se hacen esperar, desafortunadamente para él, lo único que en ese momento no quiere escuchar son voces fuertes.

-Me duele la cabeza
-Por supuesto que te duele, estuviste toda la noche tomando cerveza - le dice Pamela

Segundos después aparece Consuelo y los presentes aplauden al verla.

Apoyada en el sillón que la sintió llorar, Daniela observa todo lo que ocurre sin inmutarse, consciente de que todo lo que pasó no fue nada para ellos, sabiendo que hoy con suerte se hablarán y pensando en que siempre cabe una posibilidad de que en otra oportunidad, ellos se vuelvan a juntar... pero eso nunca significará algo importante.

Los minutos pasan, finalmente todos se marchan, sin olvidar las despedidas largas, las promesas de volver, los cariñoss y abrazos fingidos y sinceros, promesas de pagar e incontables etceteras. A eso de las 11 y media, sólo quedan Pamela y Daniela en el departamento.

- ¿Te tomaste un café?
- Se enfrió

Palabras simples, intenciones pesadamente complejas. En su respuesta, Daniela le había dicho a su amiga el porque de las lágrimas la noche pasada, ella se le acerca y le da un abrazo, Daniela una vez más no puede contener sus lárgimas y llora sobre el hombro de su amiga.



A las 9 de la mañana suena el despertador. Lo apaga y se levanta luego de haber pasado una de las peores noches de su vida. Abre las cortinas de su pieza y ve que el sol juega a las escondidas entre las nubes, ese pensamiento lúdico lo hace sonreír unos segundos.
Las mañanas en su vida siempre habían sido iguales, afuera podría haber estado lloviendo u podría haber habido un sol radiente, eso era lo de menos, empezaban con una mirada dirigida a un lugar muy especial: sobre la repisa en la muralla al costado de su cama, en el segundo nivel, enmarcada con especial cuidado en un marco de madera tallado a mano, la foto de su novia...

Luego de ese acto reflejo, dirigió la mirada al velador, y vió, entre las lágrimas que le llenaban los ojos, dos anillos.

"Un anillo para unirme a ti. Un anillo para unirte a mi"

lunes, mayo 08, 2006

Viernes en la noche

- Quedate conmigo sólo un rato más, no quiero que se acabe tan pronto.
- ¿No te parece un poco injusto de tu parte?
- Injusto, ¿por qué?
- Porque ya es tarde y sábes que no es fácil volver a mi casa desde aquí.
- Pero te puedes quedar conmigo, siempre puedes y lo sábes.
- No quiero que cometas un error
- ¡Oye!... hace tiempo te dije que no era así.. además
- Además, ya es tarde
- Bueno, no te voy a seguir inistiendo, pero tampoco te voy a arbir la puerta. - Guiño.

La miró con una sonrisa oculta y mantuvo un silencio de algunos segundos.

- ¿Qué?- dijo ella con natural curiosidad.
- Bueno... me quedo contigo.

Recuerdo de hace algún tiempo que todavía sonaba en su cabeza, pero todo lo que se escuchaba en ese momento era una gotera que, lentamente, llenaba un vaso. A esa hora, una gotera no habría sido molestia para nadie, pero él ya llevaba 2 horas en la cama y a pesar de no tener insomnio, no podía dormir. Concentrado en el sonido producido por la gotera, lograba dejar de pensar en aquello que lo mantenía despierto, pero luego de unos mintos no pudo contenerse y exclamo en voz alta:

- Terminó, así como una gota de agua que se rehúsa a caer, pero finalmente lo hace. Terminó y ya no hay nada que yo pueda hacer.

Al decirlo, cerró los ojos y contuvo las lágrimas que sintió querían brotar, se dió vuelta y se arropó, tratando de conciliar aquél sueño que había disfrutado todas su vida, pero que esa noche parecía esquivo.

Afuera, la noche tranquila amparaba a algunos caminantes nocturnos qué se encontraban entre si y proseguían su caminata, pensando en cosas que sólo ellos sabían.

Lejos de ese lugar, en un edificio no muy viejo, una fiesta de fin de semana levantaba los ánimos de un grupo de amigos que habían decidido juntarse para celebrar el cumpleaños de Pamela, la menor del grupo, quién además había encontrado trabajo.
Razones para celebrar en verdad les sobraban, pero también tenían algunas para permanecer en sus camas, pensando en que las gotas caen tarde o temprano. En la cocina, minetras Pamela preparaba un ponche, Tomás, el "Tomo", y Consuelo intercambiaban algunas palabras, en ámbos, el objetivo último de la conquista, se notaba fácilmente, una vez que el ponche estuvo listo, Pamela abandonó la cocina, esperando no tener que ver lo que pasaría más tarde entre sus amigos, volvió al living y anunció con una sonrisa:

- Ta' listo el ponche

Todos la miran y sonríen de vuelta, varios se acercan y se sirven, los demás prosiguen con sus conversaciones. Una de ellas, entre Daniel y Carolina, habría llamado la atención de un sujeto que en ese mismo instante, cerraba con fuerza sus ojos mientras sus lágrimas mojaban la almohada.

- Pero... ¿por qué?
- No podía seguir... simplemente no podía funcionar
- ¿Y después de un año te diste cuenta de eso?
- No necesito que me lo recuerdes, todavía me siento mal
Pamela se acerca y se sienta entre ellos, mira a Daniel y luego a Carolina, les ofrece un vaso de ponche, que es negado por ámbos, y luego dice:

- Ustedes dos tiene que dejar de hablar de eso... les hace mal... a los DOS.
- Pero Pame, el Daniel terminó ayer con la polola...
- Gracias por recordarmelo - dijo Daniel

Puede que las palabras no siempre sean las correctas, pero los amigos siempre dicen lo que creen que es mejor decir. Para algunos, estas siempre son las peores que podrían escuchar.

La mañana siguiente, no fue sorpresa para ninguno encontrar al Tomo y a Consuelo en la pieza de Pamela, abrazados y semidesnudos. Los demás, se había dormido en el sofá, y otros se habían ido. La luz de la mañana hizo que varios reaccionaran, algunos mejor que otros. Daniel se había ido, y Carolina no había podido decirle nada útil.
Por su parte, Pamela, ordenaba lo que podía, al levantar una frazada que estaba sobre un sillón, descubre a Daniela, que dormía plácidamente, pero a quién se le notaban claramente las lágrimas secas en las mejillas.

- Dani... Dani, despierta- Le dijo Pamela mientras le movía con suavidad un brazo.
- Hola Pame... me quedé dormida- susurró mientras se limpiaba la cara.
- ¿qué pasó?
- ¿por qué...?
- Estuviste llorando anoche...
- ... - El silencio reveló más que una afirmación, pero no quiso confirmar la verdad - no.. es que bostezé mucho jaja.

El respaldo del sillón estaba humedecido de lágrimas, pero ninguna lo mencionó y la conversación no avanzó. Pamela se llevó la frazada y la guardó. Daniela, aún acurrucada en el sillón, miraba hacia a fuera:

- ¿Por qué te quedaste... si sabías que no lo tenías que hacer?

sábado, mayo 06, 2006

Marcha blanca

Nunca entendí del todo eso de "marcha blanca" pero sé para que se usa... por eso.

En éste blog escribiré una historia, algo así como una novela por entregas.
Todos los domingos en la noche (espero) publicaré un nuevo avance... a partir de mañana.

Ojalá la historia les guste... y ojalá que el método para hacerselas llegar sea.. "simpático".